miércoles, 9 de marzo de 2011

Con la cara lavada

Una piel fresca y limpia es la base de un rostro hermoso. Aprende a limpiarte el cutis correctamente todos los días y lucirás una piel lozana, suave y tersa.

El mayor favor que puedes hacerle a tu piel es limpiarla adecuadamente. Unos buenos hábitos diarios de limpieza - lo último que debes hacer por la noche y lo primero por la mañana - eliminarán la suciedad, el sudor, el maquillaje, los residuos de contaminación, las células muertas y las bacterias que cubren el cutis, obstruyen los poros y dan lugar a la aparición de espinillas, puntos negros, sequedad, grasa y manchas. Además, una buena limpieza hará que la piel se renueve más rápidamente y le dará a tu rostro un aspecto radiante. Por otro lado, al estar limpia, la piel se volverá más receptiva a los productos hidratantes y tonificantes, así como a otros tratamientos de belleza.

Si te notas la piel pegajosa después de limpiártela, es que no has retirado bien el producto.

Una limpieza correcta

Antes de empezar, lávate bien las manos y retírate el pelo de la cara. En los pasos que describimos, utilizamos una crema limpiadora, pero puede seguirse la misma técnica con geles, espumas o pastillas. Calienta el producto previamente entre las manos para que te resulte más fácil extenderlo sobre la piel.

1. Deposita una pequeña cantidad de limpiador en las mejillas y extiéndelo hacia arriba y hacia la línea del cabello (donde el maquillaje suele acumularse). Evita la zona de los ojos, que es muy sensible, pero no te olvides del cuello ni de la zona de detrás de las orejas, que a menudo se pasan por alto.

2. Extiéndete bien el producto sobre el cuello y la cara realizando, a la vez, una suave masaje con la yema de los dedos. Esta operación ayuda a que la suciedad se desprenda y estimula el flujo de sangre y oxígeno hacia la superficie de la piel, proporcionando al rostro un rubor natural.

3. Ahora, utilizando un paño de muselina o una toallita suave para la cara humedecida en agua caliente, retira suavemente el producto limpiador. Pasa el paño o la toallita por la cara con rápidos movimientos circulares. Esta acción ayuda a eliminar las impurezas que hayan quedado.

4. Para estar segura de que has eliminado cualquier resto de producto limpiador (los residuos pueden obstruir los poros y producir granos), pásate suavemente por la cara unos algodones desmaquilladores embebidos en agua fría (no helada), que actuará como tónico facial refrescante.

Sí y No

SI Retirar bien todo el producto limpiador - de lo contrario, la crema hidratante no penetrará bien.

NO Retirar el producto limpiador con un pañuelo de papel - puede irritar la piel


SI Lavar con regularidad los paños utilizados para la cara - para garantizar que estén limpios de bacterias.

NO Frotar con demasiada fuerza - puedes arrastrar la capa protectora de la piel

SI Limpiar el cuello con un producto específico - es una zona demasiado delicada para un jabón normal

NO Utilizar agua muy fría ni muy caliente - pueden provocar la rotura de venillas


Fuente: La guía esencial de belleza de RBA

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