lunes, 11 de abril de 2011

La lectura del rostro

La cara está llena de información sobre la salud; si aprendes a interpretarla, podrás mejorar tu estado general y tu aspecto.

La cara es la parte más expresiva del cuerpo, revela tus emociones y ofrece datos sobre tu carácter. pero, lo que es más importante, puede ser también el espejo de tu estado de salud, razón por la  cual desde hace más de dos mil años de medicina china recurre a la lectura del rostro como herramienta de diagnóstico. De modo que, la próxima vez que te mires al espejo, echa un buen vistazo... a tu estado de salud y fíjate en lo que está escrito en tu rostro.

Echa una mirada al espejo: tu estado de ánimo y de salud está escrito en tu cara.

Lectura china del rostro

- La medicina china se basa en la idea de que un flujo de energía recorre nuestros cuerpos y el universo. A través de esta energía, las distintas partes del rostro se hallan en conexión con órganos específicos, permitiendo detectar en el rostro trastornos de la salud.

- La lectura del rostro se utilizaba ya en la época de Confucio (551-479 a.C.), para prevenir las enfermedades.

- En China se analiza también la forma de la cara. Los diferentes contornos se relacionan con los cinco elementos - agua, madera, fuego, tierra y metal - y están ligados a los rasgos del carácter y a las emociones.

- El terapeuta también se fija en las características faciales y comprueba el equilibrio entre montañas (huesos) y ríos (tejido blando)

El mapa del rostro

Los expertos chinos en la interpretación de los signos faciales buscan erupciones, áreas hinchadas o resecas y alteraciones del color para realizar el diagnóstico de trastornos y de posibles enfermedades. Por ejemplo, si eres propensa a tener labios agrietados o granitos en la barbilla, la causa puede estar en tu dieta o en tu estilo de vida.

Bienestar interior

Los médicos chinos consideran que cada parte de la cara se halla en conexión, a través de un flujo de energía, con un órgano interno, de modo que un punto del rostro puede revelar una alteración del órgano correspondiente.


  • Frente: intestinos
  • Hueso de las cejas: bazo
  • Entre los ojos: Hígado
  • Ángulo interno de los ojos: páncreas
  • Debajo de los ojos: riñones
  • Nariz: corazón
  • Labio superior: estómago
  • Labio inferior: intestinos
  • Ángulos externos de la boca: estómago
  • Parte baja de las mejillas, en torno a los agujeros de la nariz: pulmones
  • Orejas: riñones
  • Barbilla: órganos reproductores femeninos
  • Lados de la barbilla: colon 
1. Erupciones en la frente

Pueden indicar congestión intestinal.

Dieta: si tienes digestiones pesadas, intenta comer más alimentos ricos en fibra, como pan integral, fruta y verdura. Bebe más agua, al menos un litro y medio al día. 

Estilo de vida: piensa en una cura detoxificante y prescinde del alcohol y de la cafeína. No esperes un resultado instantáneo, ya que este tipo de curas pueden producir erupciones como efecto secundario. Procura también reducir el estrés, porque puede hacer estragos en tu digestión. 

2. Arrugas profundas entre los ojos

Podrían ser un indicio de que tu hígado está trabajando demasiado.

Dieta: come menos alimentos ricos, grasos y salados, que son difíciles de digerir, y más frutas y verduras, buenas aliadas del hígado.

Estilo de vida: reduce el consumo de alcohol. Trata de relajarte con actividades como la meditación: el estrés es malo para tu hígado y las líneas del entrecejo. 

3. Ojeras y bolsas bajo los ojos

Es posible que estés trabajando demasiado, durmiendo poco y sometiendo a tus riñones a una presión excesiva. 

Dieta: reduce el consumo de café, alcohol y alimentos pesados y salados. Come más carbohidratos, complejos, como los cereales integrales, que ayudan a tu organismo a liberar serotonina, una hormona que contribuye a combatir el estrés. 

Estilo de vida: aumenta el número de horas de sueño, y tómate un descanso bien merecido. 

4. Nariz roja con capilares dilatados

Puede indicar presión arterial elevada
Dieta: la reducción del consumo de sal y el aumento en la dieta de alimentos ricos en potasio, como plátanos, patatas, pescado y frutos secos, puede ayudar a reducir la presión arterial. 

Estilo de vida: deja de fumar, haz más ejercicio y contrólate la presión arterial.

5. Coloración azul verdosa en el ángulo interno de los ojos

Puede indicar un desequilibrio en el páncreas, órgano que interviene en la digestión y ayuda a mantener los niveles de azúcares en sangre. 

Dieta: come en pequeña cantidad y a menudo, y no te saltes las comidas; podría dar lugar a una caída del nivel de azúcar en sangre. 

Estilo de vida: si te saltas una comida, come un poco de fruta o frutos secos sin sal; el chocolate y los dulces dispararían tus niveles de azúcar en sangre.

6. Irritaciones de la piel en la nariz y la parte baja de las mejillas

Puede que sufras un desequilibrio bronquial o pulmonar.

Dieta: reduce el consumo de derivados lácteos, porque pueden causar congestión. Entre horas puedes comer manzanas, tomates y uvas verdes, pues contienen quercitina, un antioxidante que se cree que mejora la función pulmonar.

Estilo de vida: sal mucho al aire libre. Los ejercicios respiratorios de yoga pueden estimular los pulmones.

7. Labio superior seco y agrietado, con granitos en los ángulos. 

Puede ser signo de acidez de estómago.

Dieta: evita los alimentos grasos y especiados, porque estimulan la acidez. El alcohol y el café también pueden causar problemas.

Estilo de vida: haz varias comidas ligeras al día, en lugar de dos abundantes. Mastica bien y despacio e intenta estar relajada cuando comas.

8. Lados de la barbilla blancos, con manchas y poros congestionados. 

Pueden ser signo de infección por hongos.

Dieta: evita alimentos que contengan azúcares y levaduras.

Estilo de vida: refuerza el sistema inmunitario haciendo ejercicio y consumiendo alimentos ricos en cinc, como germen de trigo e hígado, además de mucha vitamina C. Toma suplementos probióticos o yogures bio para restablecer la flora bacteriana de tu intestino.

Alimentos problemáticos

El consumo excesivo de ciertos alimentos puede tener repercusiones en el aspecto de nuestra cara y de todo nuestro cuerpo. Éstos son los principales agentes agresores de algunos de ellos.

- Grasas saturadas: Fundamentalmente, se encuentran presentes en los lácteos, la carne, las tartas, las galletas, los productos de bollería y los pasteles. Un exceso de grasas saturadas puede provocar un incremento de los niveles de colesterol en sangre y aumentar el riesgo  de enfermedades cardiovasculares y ictus. Unas arterias de paredes engrosadas someten el corazón a una mayor tensión, y la piel puede mostrar signos de envejecimiento prematuro.

- Azúcar: una dieta en azúcares refinados, como los que se añaden a pasteles, tartas, galletas y bollería en general, en lugar de los azúcares presentes de forma natural en frutas y verduras, puede producir diabetes y obesidad e incrementar la presión arterial. En este sentido, los signos de la piel que nos lo indican son capilares dilatados, manchas e hinchazón.

- Alcohol: intenta recordar cuál era el aspecto de tu piel la última vez que te levantaste con resaca; apagada, seca, irritada y con manchas, síntomas de un cuerpo deshidratado y lleno de toxinas. El alcohol interfiere en el funcionamiento del hígado y de los riñones, reduce su capacidad de eliminación de residuos orgánicos y, en consecuencia, puede afectar a tu cutis.

- Cafeína: este popular estimulante puede hacer que te sientas cansada e irritable, que te aparezcan bolsas bajo los ojos y tengas mala cara. La cafeína, además, roba al organismo el calcio endurecedor de los huesos y causa trastornos digestivos.

- Sodio: ¿Te notas la piel seca y tirante? Es posible que estés consumiendo demasiado sodio, y eso puede provocar constricción y tensión de los tejidos del cuerpo. El organismo necesita un poco de sodio, que es esencial para ayudar a mantener el equilibrio de los fluidos corporales, pero un exceso está relacionado con presión arterial alta, enfermedades cardiacas y retención de líquidos. De modo que piénsatelo dos veces antes de utilizar el salero.

- Alimentos procesados: los alimentos procesados están a menudo elaborados con aditivos y conservantes, entre los que se incluyen sal, azúcar o grasas, y con muy escasa fibra y pocos nutrientes, de modo que hacen un flaco favor a tus órganos internos y a tu cutis.  
     

Fuente: La guía esencial de belleza de RBA

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